sábado, 12 de octubre de 2013

La magia de lo cotidiano.

Con las personas con las que hablo últimamente,  me dicen:

- Ey! ¿Por qué no haces más fotos y las subes? (...) Yo estaría todo el rato con la cámara en la mano.

Y es cierto. Antes de venir, pensaba que estaría todo el día haciendo fotos y que cansaría a todo el mundo con ellas.  Pero cuando llegué aquí, el primer día tan sólo quería saber donde me encontraba y el segundo, era como si estuviera aquí toda la vida.

Es cierto que me sigo perdiendo en el metro y que a veces me confundo con el orden de las avenidas y tengo que dar la vuelta, pero cuando voy paseando, lo hago como si paseara por Madrid. Este sitio tiene una magia que te atrapa y te convierte en una habitante más. Y claro, parece todo tan cotidiano que no sientes necesidad de fotografiar nada. Curioso.